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lunes, 19 de agosto de 2013

Uno de los nuestros



Cuando eres pequeño es inevitable hacerte aficionado al mismo equipo de tu padre, tu hermano o tu vecino. En las charlas del bar no dejas de presenciar el entusiasmo de esos hombres que son fieles a los colores de sus equipos, tú acabas siendo uno de ellos. Sigues al equipo de tu barrio o de tu ciudad e imitas con seguir los pasos de la estrella de ese equipo, de meter los mismos goles o de hacer los mismos regates. Ese jugador a imitar suele ser el símbolo del equipo, el estandarte que representa unos colores por los estadios de todo el mundo y que, a veces, solo visten un solo color como si esa camiseta formara parte de su piel. Este tipo de jugadores cada vez son menos frecuentes, con la globalización del fútbol son muchos los países los que ofrecen dinero a cambio de los últimos toques de las estrellas. Los retiros dorados son muy suculentos pero aún así hay jugadores románticos, fieles a la causa.

El Real Madrid iba camino de ser un escaparate perfecto para el resto de equipos, con Casillas, Guti y, sobre todo, Raúl González, eran el ejemplo de cómo tratar a los canteranos. Pero el sueño duró poco y tanto Guti como Raúl emigraron en busca de nuevas aventuras donde la presión y la competitividad se adaptaran a la fuerza que le quedaban en las piernas. Sin embargo Italia es diferente, allí saben cómo tratar a los suyos y generación tras generación demuestran las formas en las que hay que tratar a una estrella de la casa. Los ejemplos no son pocos.

Francesco Totti, capitán de la Roma es el más ilustre de todos ellos. El delantero romano defiende el escudo de su equipo desde la temporada 92-93, hoy, 21 años después, Totti sigue jugando con el equipo de su vida y se ha convertido en su máximo goleador histórico y en el jugador que más veces ha portado esa camiseta. Su compañero, Daniele De Rossi, sigue sus mismos pasos. Será que Roma no paga traidores, quién sabe, lo cierto es que la ciudad italiana es ejemplo de fidelidad.

Totti es el símbolo romano
 
Por otro lado Paolo Maldini y Franco Baresi son la personificación del Milan, el primero representó al equipo ¨rossonero¨ en 902 encuentros en el periodo comprendido entre 1984 y 2009. En todos esos años el jugador italiano ha tenido tiempo de jugar de lateral izquierdo y de central y de ganar siete ligas y cuatro Copas de Europa. Considerado el mejor defensa de los últimos tiempos, rápido, seguro y con salida de balón. Con su irrupción, cuando apenas tenía 17 años, cambió el concepto de lateral izquierdo, una posición sin importancia cuyo ocupante solo tenía que tapar su hueco. Maldini demostró la importancia de los laterales y todo ello con la camiseta del Milan. Junto a él también jugó Franco Baresi, uno de los últimos líberos, encargado de organizar la defensa del Milan de Sacchi gracias a su sentido táctico. Un estratega capaz de dejar en fuera de juego a los delanteros rivales y de convertirse en uno de los mejores defensas su época a pesar de su poca velocidad. Tres Copas de Europa y 6 ligas son algunos de los títulos que conquistó en Italia. A nivel nacional Baresi se convirtió en Campeón del Mundo en 1982.

El Milan retiró el ¨3¨ y el ¨6¨ por Maldini y Baresi

A punto de igualar estas hazañas estuvo Alessandro Del Piero, el delantero italiano hizo goles con la Juventus de Turín durante 19 años (1993-2012).  Sin embargo, ¨Pinturicchio¨ debutó en 1991 en el Calcio Padova y desde el año 2012 juega en el Sydney F.C. de Australia. Pero Del Piero no podía faltar en esta recopilación de jugadores fieles, tras más de 700 partidos y con 290 goles el atacante transalpino ha paseado los colores de la Juventus a nivel internacional. Una Copa de Europa acompaña a los seis títulos de liga que conquistó como ¨bianconeri¨. A pesar de su abultado palmarés su mayor muestra de fidelidad llegó tras el descenso en el año 2006 por el amaño de partidos. Los dos últimos títulos de liga fueron retirados de las vitrinas de la Juve y el equipo debía desprenderse de sus estrellas de cara a su travesía por la Serie B. Del Piero se quedó y una temporada después el equipo de Piamonte logró volver a la primera categoría del ¨calcio¨ italiano. El caballero no abandonó a la ¨Vecchia Signora¨.

Del Piero y Buffon, historia reciente de la Juve


 
Estos son todos los que están pero no están todos los que son, jugadores como Andrea Pirlo, Buffon o Inzaghi han defendido a sus principales equipos durante largas temporadas, pasando momentos malos y momentos de gloria, llorando tras la derrota y levantando títulos. No son jugadores de un solo club pero, como Del Piero, demostraron que en Italia sí saben tratar a sus jugadores más simbólicos. La serie A no es el campeonato más ejemplar de Europa pero sí saben tener detalles con algunos de estos jugadores. Raúl finalmente se quitó la camiseta blanca para jugar en Alemania, primero, y en Qatar después. Se fue tras muchos años de madridista, con un gran palmarés a su espalda y tras repetir todos los goles que metió en su barrio de Madrid, cuando sólo era un niño que soñaba con ser uno de esos jugadores. Jugadores que crecieron en su casa donde su padre y sus amigos discutían por un equipo de fútbol, donde su hermano celebraba los goles que metía ese jugador del que todos hablaban. Jugadores de barrio que acabaron convirtiéndose en uno de los nuestros.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

martes, 13 de agosto de 2013

Sócrates, el futbolista libre



Los meses de verano llegan a su fin y en el ambiente ya se nota el nerviosismo ante el inminente arranque de las principales competiciones del mundo del fútbol. Durante esta pretemporada la falta de noticias han hecho que los diarios y medios de comunicación se centren en un debate sin sentido, la autoridad del futbolista. La llegada del Tata a Can Barça ha desatado las opiniones sobre el poder de mando de Leo Messi, la salida de Mourinho de Madrid apuntó como responsables a los pesos pesados del vestuario blanco. Todo este debate se centra en el poder que pueden llegar a tener los futbolistas, según Sócrates es un derecho de los jugadores que deben tener la misma voz y voto en el vestuario de un club.

Sócrates de Souza Vieira nació en Brasil y a diferencia de otras estrellas del balompié su llegada a los terrenos de juego no fue una cuestión de vida o muerte. La familia de Sócrates era clara, el chico debía labrarse el futuro con una profesión digna y aunque las cualidades físicas del brasileño eran evidentes sus inquietudes intelectuales también influyeron durante su vida hasta que ambas terminaron por encontrarse sobre los terrenos de juego. Sócrates acabó la carrera de medicina pero su talento también le llevó a jugar en diversos equipos de fútbol: Botafogo, Corinthians, Flamengo o Santos en su país natal, por el que tanto luchó. La aventura en la Fiorentina italiana no fue gratificante a pesar de las facilidades que le ofrecían desde el país transalpino pero Sócrates no quería estar lejos de su Brasil, desde Italia no podía luchar por la libertad de su país que sufría bajo la dictadura de Figueiredo.

Sócrates, el pensador del fútbol brasileño

En su carrera como futbolista Sócrates destacó por su poderío físico, su metro noventa de estatura le permitía llevar la batuta de su equipo desde el mediocampo. A pesar de su corpulencia ¨El Doctor¨ no estaba exento de calidad, organizaba el juego con sus pases precisos, se asociaba desde la banda buscando la pared con el compañero y con su zancada se asomaba al balcón del área para probar suerte con su potente chut. Gracias a esto consiguió marcar 25 goles en sus 63 internacionalidades con la ¨Seleçao¨ o levantar el trofeo a máximo goleador con el Botafogo al cosechar 15 goles en el Paulista de 1976. Sus cualidades le valieron para alzar tres ligas paulistas con el Corinthians y un carioca con el Flamengo. Sin embargo, su mayor logro para el fútbol brasileño, y su sociedad en general, no tendría que ver con sus títulos deportivos.

A su país lo representó en el Mundial de España en 1982, aquella selección brasileña, dirigida desde el banquillo por Tele Santana y desde el campo por Sócrates, Zico y Falcao se quedó sin premio. Su juego maravilloso, el origen del ¨Joga Bonito¨, no fueron suficientes para llegar a las semifinales de aquel Mundial. Italia les apeó de la Copa del Mundo tras un doloroso 3-2 pero Sócrates, con su calma habitual, dio su punto de vista: ¨Mala suerte y peor para el fútbol¨.

Pero como decíamos Sócrates no solo representó a su país sobre el verde de los estadios, su compromiso político era muy arraigado, erudito y pensador Sócrates siempre buscó la democracia para su país. A pesar de las insistencias del presidente Lula ¨El Doctor¨ nunca se involucró directamente pero su mayor aporte político llegó, como no podía ser de otra forma, desde un terreno de juego. Cansado ya de la dictadura militar Sócrates junto a Wladimir, Casagrande, y Adilson Monteiro, el entonces director deportivo del Corinthians, decidieron crear un curioso sistema de democracia en el ¨O Timao¨.


"Lo ideal sería un socialismo perfecto, donde todos los hombres tengan los mismos derechos y los mismo deberes. Una concepción del mundo sin poder".


Así llegó la democracia al seno del club brasileño, desde los jugadores al cuerpo técnico y pasando por el último empleado del equipo, así se tomaban las decisiones en el Corinthians. Los debates del vestuario servían para elegir la alineación, los fichajes, despidos y horarios de entrenamientos, la opinión mayoritaria era la que se implantaba teniendo el mismo valor la opinión del entrenador que la de cualquier otro empleado. El movimiento revolucionario del Corinthians no concluía en el vestuario, la petición de los derechos se expresaban públicamente ante su afición siendo Sócrates el primero en reclamar la libertad del pueblo brasileño. Nacía así, en 1982, la ¨Democracia Corinthiana¨ el primer movimiento revolucionario de un equipo de fútbol que sirvió de ejemplo para un país que estaba encadenado. Ese fue el mayor éxito de Sócrates, acabar con las cadenas que reprimían a los brasileños con un balón en los pies.

¨Se puede ganar o perder pero siempre con democracia¨



Con el desgaste de los años Sócrates dejó el fútbol, su vena artística le llevó a sacar dos discos, pintar cuadros e incluso escribir una obra teatral: ¨Fútbol¨.

Su lucha por las libertades de los brasileños concluiría a los 57 años cuando una bacteria intestinal acabó con su vida, probablemente debido a sus excesos con el alcohol y el tabaco. Aún así vivió para poder disfrutar de su mayor triunfo, su país ya era libre, habían ganado y lo más importante de todo ¨con democracia¨.    
Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv