Datos personales

martes, 26 de febrero de 2013

Que lo que une el fútbol no lo separe el hombre


El domingo 24 de febrero de 2013 será recordado por los aficionados del Swansea por haber logrado la Copa de la Liga, el resto de aficionados tendrá en sus retinas las cerca de 40.000 banderas del Bradford hondeando en Wembley a pesar del 5-0. Se escapaba el título, pero con el pitido final también se lograría un recuerdo para la eternidad, un equipo de cuarta categoría a punto de rozar la gloria. El mítico Wembley fue el escenario de este gran partido, un templo legendario que tantas veces antes se ha llenado de unos seguidores que viven por su equipo, unos seguidores que demuestran partido a partido la grandeza del fútbol, un deporte en el que lo importante no siempre es ganar, un deporte que sirve para unir. Es la esencia del fútbol británico, una esencia que se pierde en España, que mata al deporte rey.

Old Trafford, con su lleno habitual


Los estadios ingleses son una muestra de colorido, de unión entre los ¨supporters¨, una fiesta en cada partido sin importar el resultado, sin que los kilómetros recorridos por la hinchada sean excusa para no animar. En el polo opuesto están los feudos españoles, grandes estructuras de cemento que reflejan la mala situación que atraviesa el país. Los campos se vacían, las entradas cada vez son más caras, y las aficiones aprovechan cada oportunidad para recriminarse e intercambiar reproches o canticos obscenos. Son muchas las diferencias entre la atmósfera  que se respira en Gran Bretaña con el ambiente frío y enfadado de la península. La rivalidad tampoco debe usarse como argumento, lo que pasa en el campo se debe quedar en el campo. En los estadios británicos prima el espectáculo deportivo, se celebra el evento deportivo y no se pierde el tiempo en atacar al rival, no es el estilo de las Islas.

La afición del Celtic no solo es fiel en Champions


El problema está en la mentalidad, los estadios son lugares en los que desconectar, pasar un buen rato con la familia o los amigos y disfrutar de tus ídolos. En Gran Bretaña se cumple con esta premisa, sin embargo en España se traslada la ira y los problemas a los estadios. La gente busca desahogar sus problemas sobre los aficionados rivales, utilizan el pretexto del partido para desatar su violencia. Por suerte no todo el mundo acude a los estadios con este objetivo, aunque la actitud entre los aficionados españoles y británicos es muy diferente, unos exigen a su equipo, otros los espolean hasta el final. Una vez más demuestran que el resultado no es lo realmente importante, lo que te hacen sentir es lo que al final se recuerda. Este sentimiento no siempre depende del equipo, sino de la actitud con la que vayas al campo.

Anfield nos recuerda que nunca caminarás solo


Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

0 comentarios:

Publicar un comentario