El Fútbol Club Barcelona se ha visto envuelto en una
crisis tras tres partidos horribles, las derrotas contra el Milan y el Real
Madrid hacen creer en un cambio de ciclo. Tras cuatro años acostumbrados al
éxito, la plantilla blaugrana no quiere creer en un futuro distinto, solo
esperan que esta mala racha pase rápido y que los que ahora critican vuelvan a
elogiar. Muchas son las cábalas sobre el mal que afecta al Barça pero la más
clara es la que apunta a su banquillo. La ausencia de un capitán que guie la nave
es evidente, jugadores como Messi e Iniesta son maestros con el balón pero no
tienen el liderazgo suficiente para que la baja de Tito Vilanova pase
desapercibida. Su sustituto momentáneo es Jordi Roura, la persona que ha
demostrado que al Barcelona no lo entrena cualquiera y que dirigir un vestuario
como el culé no es tan sencillo como parece.
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Roura, inquilino del banquillo blaugrana/ Reuters |
Siguiendo con la figura del banquillo, el nuevo inquilino
es una especie de extraño, un desconocido que se ha encontrado en una
complicada situación. La plantilla estaba demasiado acostumbrada a la presencia
de Guardiola, Vilanova, como segundo técnico, también era una cara conocida.
Toda esta rutina ha desaparecido de un día para otro, los jugadores buscan a su
líder, en el banquillo falta el protector de una plantilla que no conoce el
fracaso. El otro gran mal del fútbol es la precariedad, algo que también está
dañando la estabilidad de la Ciudad Condal. El Barcelona ha estado cuatro años
en una nube, su legado al mundo del fútbol es incuestionable, sin embargo tres
derrotas son suficientes para olvidar un lustro de ensueño. Es cierto que el
juego rápido y vertiginoso no ha sido constante a lo largo de la temporada pero
la sensación en La Masía es la de falta de crédito, la cúpula azulgrana se ha
merecido un mayor respaldo y en el momento necesario no lo han encontrado. Es
el momento en el que los dedos señalarán a Villa, a Xavi y a Puyol, incluso se
cuestionará al propio Leo Messi, se hablará de un cambio de ciclo y la prensa
escribirá sobre la limpia que requiere el vestuario culé.
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Guardiola fue el primero en sufrir la presión del éxito/ Reuters |
Lo único evidente es que hace falta estabilidad, la
actual situación de Tito Vilanova es contraria a esa necesidad. Hoy por hoy, el
F.C. Barcelona está jugando sin entrenador. Es cierto que hay que ir buscando
recambios, Xavi empieza a necesitar descanso y Puyol lleva un tiempo jugando
entre algodones pero no parece justo olvidar el pasado reciente de este equipo.
Es mucha la responsabilidad y esta responsabilidad debe recaer sobre la figura
del entrenador, Guardiola era el protector de toda la plantilla, Tito supo dar
continuidad a un proyecto en el que él ya participaba. Esa estructura debe
volver para recuperar la estabilidad de un vestuario herido pero no hundido.
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La ausencia de Vilanova ha sido fatal para el Barça/ Reuters |
La situación por la que está pasando el Barça deja clara
la crisis que afecta al fútbol de élite. Cada derrota supone una crisis para
cualquier equipo, lo que hiciste en el pasado ya no importa, cada día hay que
volver a empezar. Acostumbrarse al éxito acaba siendo contraproducente, es el
entrenador el encargado de conducir todos estos sentimientos y sensaciones, la
presión de volver a competir. El fútbol tiene poca memoria, puede parecer
injusto pero es esta presión la que lo hace un deporte tan grande y exigente
porque ya lo dijo Luis Aragonés: ¨hay que ganar y ganar y ganar, y volver
ganar¨.
Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv
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