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miércoles, 27 de marzo de 2013

El fútbol ¿un deporte de equipo?


A lo largo de la historia ha habido muchos equipos que han contribuido a engrandecer la leyenda del deporte rey, hoy es el Barcelona de Messi el encargado de escribir los capítulos recientes y gloriosos del fútbol actual. Precisamente su líder, Messi, suele estar en boca de todo el mundo futbolístico por su calidad, pero también por el liderazgo que ejerce en el vestuario blaugrana. Son constantes las notas de prensa que se centran en las quejas de Messi hacia Tello o, sobretodo, David Villa. Si echamos la vista atrás podemos comprobar que, hoy en día, cualquier vestuario es idílico comparado con los protagonistas de esta entrada.

En la década de 1970 había un equipo que llamaba la atención por encima de cualquier otro, sus hazañas sobre los terrenos de juego contribuyeron a su fama pero fue en el tema extradeportivo por lo que la SS Lazio de los 70 ha pasado a ser un equipo histórico. Con el paso del tiempo surgen más leyendas acerca del conjunto italiano dirigido por Don Tomaso Maestrelli, encargado de mantener la armonía de un vestuario enfrentado. Aquella plantilla estaba formada por jugadores fascistas, mujeriegos, amantes del juego y la bebida, con una ideología militar y poseedores de armas de fuego, unas armas de las que nunca se separaban. Esta combinación se tradujo en constantes enfrentamientos entre los miembros del equipo, el vestuario estaba claramente dividido.

La plantilla de aquel histórico Lazio
"Chinaglia, más conocido como ‘Long John’ fue el corazón de aquel grupo de locos, salvajes y sentimentales, simpatizantes fascistas, pistoleros y paracaidistas, jugadores de azar y bailarines de club nocturno, con dos vestuarios; quien entraba en la habitación errónea corría el riesgo de encontrarse con la amenaza de una botella rota bajo el cuello”. Son palabras de Guy Chiappaverti, periodista italiano que ha contribuido a mantener viva la historia de un equipo inolvidable.

En aquel equipo salvaje convivían dos bandas diferenciadas, por un lado estaba Giorgio ¨Long John¨ Chinaglia, delantero centro del equipo, goleador, leyenda de la Lazio. Hoy en día sigue siendo recordado entre los tifosi del equipo romano. Chinaglia vivió los mejores momentos de su carrera en Italia, también jugó en el Swansea y en el New York Cosmos de Pelé. Tras su retirada intentó adquirir la Lazio sin éxito, tuvo enfrentamientos con la ley por fraude y finalmente falleció en 2012. Este pistolero dirigía una de las bandas de aquel estrambótico vestuario.

Chinaglia celebra un gol
En el polo opuesto estaba la banda de Gigi Martini, ambos grupos entrenaban por separado, realizaban las concentraciones en habitaciones diferentes y tan solo se unían para los partidos oficiales. Las tensiones entre ambos eran tales que ambos grupos no compartían nada en las concentraciones, el aislamiento era total. Ante este caos parecía imposible lograr algún éxito colectivo pero Tomaso Maestrelli, gracias a sus dotes de liderazgo, llevó al equipo a ganar el ¨scudetto¨ de 1974. Maestrelli trataba con los dos líderes de manera separada, se ganaba la confianza de ambos y les hacía creer que estaba de su parte, fue el psicólogo de aquella plantilla además del entrenador. Mantener al grupo sosegado era fundamental, cualquier tensión o roce podía provocar un tiroteo en pleno vestuario. Sin embargo, sobre el césped todo cambiaba.

Era en los terrenos de juego donde surgía la compenetración, se aparcaba la tensión y si durante el partido uno de los hombres de Chinaglia entraba en una trifulca podía contar con la ayuda de Martini y su grupo, eran 90 minutos en los que se disfrutaba de la calma, el ego de ambas bandas se unía para derrotar a un enemigo común y fue así como se logró el éxito. En la temporada en la que salieron campeones Chinaglia fue ¨capo cannonieri¨ y los hombres de Maestreli lograron 18 victorias por solo 5 derrotas. Su más inmediato perseguidor fue la Juventus de Turín que se quedó a 10 puntos de un equipo que acababa de entrar en la historia. Y todo esto pese a la tensión reinante durante toda la temporada.

Chinaglia en su etapa en el Cosmos
El equilibrio entre ambos bandos se basaba en la figura del entrenador aunque Re Cecconi, una de las estrellas de la plantilla, se había ganado la simpatía de todos sus compañeros gracias a su sentido del humor. Cecconi era el único que podía entrar en las distintas instalaciones sin miedo a ser encañonado por algún compañero. Precisamente fue Re Cecconi el que consiguió reunir a todos los integrantes del equipo aunque aquello le costase la vida.

Re Cecconi, figura clave del equipo
El bueno de Re Cecconi gastó su última broma el 19 de enero de 1977, el nexo de unión de aquella escuadra decidió disfrazarse y simular el atraco a una joyería. Una vez dentro del establecimiento hizo creer que portaba un arma de fuego, el joyero sacó su escopeta dispuesto a proteger su local. Re Cecconi moriría en el acto y con él aquel equipo de leyenda.

Conjunto de pistoleros, fascistas pero ante todo futbolistas
La plantilla al completo, comandada por Chinaglia y por Martini se reunió para rendir homenaje a su amigo en común, todos los jugadores dejaron de lado sus diferencias y se unieron, como cuando juagaban un partido, para despedirse de su compañero. Re Cecconi demostró así que hasta los peores enemigos pueden unirse aunque solo sea durante 90 minutos. Tomaso Maestrini nos enseñó que se puede ser campeón si sabes dirigir los egos que surgen en un vestuario de primer nivel, y aquella fabulosa Lazio de los 70 nos muestra que cualquier vestuario actual es un paraíso comparado con el de los pistoleros de la Lazio.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

domingo, 24 de marzo de 2013

Owen, desmarque y velocidad al servicio del gol


Michael Owen ha sido uno de los grandes delanteros del fútbol inglés, desde muy joven empezó a marcar goles y con el paso del tiempo fue deleitando a los aficionados del Liverpool, Real Madrid y Manchester United entre otros. Esta temporada, el veloz delantero ha anunciado su retirada.

Michael Owen nació en Chester, Inglaterra, donde empezó a dar sus primeros toques al balón gracias a los consejos de su padre, un futbolista de cierta reputación. El pequeño Owen se aficionó a la pelota y pronto comenzó a competir en las ligas escolares, en estos torneos superó la barrera de los 90 goles en una sola temporada, rompía así el record de Ian Rush, con 70 tantos anotados años atrás. Su siguiente paso serían los juveniles del Liverpool.

Los años pasaron y el delantero inglés seguía siendo menudo, sin un gran físico pero rápido, muy rápido. En Anfield vieron las cualidades del chico y no dudaron en darle una oportunidad, había un gran talento en ese tímido muchacho. Owen se transformaba dentro del terreno de juego, así lo demostró en su debut contra el Wimbledon, sus primeros minutos y su primer gol como profesional. Además de gran finalizador Michael mostraba una gran técnica sobre el tapete de Anfield Road, su velocidad con el balón y sus fintas con el cuerpo le permitían superar defensas con facilidad. La joven promesa estaba a punto de convertirse en una realidad.
El mejor momento del inglés lo vivió con el Liverpool
La gran oportunidad de Owen llegaría en el Mundial de 1998 celebrado en Francia, sería el bautizo de fuego, el paso definitivo para ser una estrella. La selección inglesa llegaba al Mundial con una gran plantilla, Michael Owen tendría que competir con Shearer y Sheringham por un puesto en la punta de ataque. El ¨20¨ suplió la inexperiencia con un descaro fuera de lo normal, el momento clave llegaría contra Argentina. Ante la albiceleste Owen demostró todo su potencial, el partido comenzó con el gol de Batistuta pero el delantero inglés aprovechó su velocidad para provocar un penalti que significaría el empate a uno. Minutos después llegó la jugada característica del chico de Chester, una pérdida de Argentina en ataque provocó la contra letal de los pross. El balón le llegó a Beckham que con un envió largo busco a Owen. El delantero inglés controló el balón y superó en velocidad a Chamot, aún quedaba Ayala. Con una finta se deshizo del curtido central y definió con precisión ante Roa. Owen ya era conocido en todo el mundo, el goleador con cara de niño había mostrado sus credenciales.

Su otro gran año sería el 2001 gracias a la gran temporada ¨red¨. El Liverpool decidió seguir contando con los servicios de su delantero para volver a reinar en el panorama europeo. Los ingleses estaban sumidos en una profunda depresión, lejos del éxito que vivieron en los años 70 y 80. Aquella temporada Owen se echó el equipo a la espalda y a base de goles logró la FA Cup y la Copa de la UEFA. En la primera consiguió un doblete en los minutos finales para desesperación del Arsenal, en la segunda dio una asistencia para poner fin al sueño del Alavés. Estos dos trofeos se sumaban a la Supercopa inglesa y a la Supercopa de Europa, Owen volvió a regar de gloria el césped de Anfield.

El gran año del inglés le valió para lograr el Balón de Oro de 2001, uno de los más polémicos de la historia. Con solo 21 años lograba la distinción al mejor jugador del mundo superando a Raúl, el favorito en las apuestas. El premio, más o menos justo, fue merecido ya que el goleador de guante blanco fue decisivo para el Liverpool.

Owen y su polémico Balón de Oro

Convertido ya en todo un galáctico, Florentino Pérez le fichó para su proyecto en el año 2004, el Real Madrid fue el siguiente destino para el velocista inglés. Owen encontró muchas dificultades en el club blanco, el clima, la ciudad y, sobretodo, la dura competencia con Raúl y Ronaldo. Las oportunidades eran pocos pero los goles nunca faltaron. A pesar de no ser titular Owen anotó 13 goles en liga para ser el segundo máximo goleador de los blancos. La aventura española solo duró una temporada, el introvertido Owen anhelaba su país natal.

Owen fue el último galáctico

Tras su paso por el Madrid llegó al Newcastle, con las ¨urracas¨ vivió un descenso de categoría pero los goles y las carreras seguían en el repertorio del delantero. Su última gran oportunidad llegaría de la mano de Alex Ferguson, en Manchester aún confiaban en sacar provecho al instinto de Michael que, en el tramo final de su carrera, mantenía la cara de niño y el olfato goleador de los grandes. Con los ¨diablos rojos¨ consiguió agrandar su leyenda, al completo palmarés de Owen se añadirían dos Supercopas inglesas, una Premier y la Copa de la Liga. La experiencia y el trabajo en equipo que aportó el ¨killer¨ inglés sirvieron para lograr estos títulos.

Owen con el mítico ¨7¨ del United

En el año 2012, con 33 años, Michael Owen ofreció sus últimas lecciones al mundo del fútbol con la camiseta del Stoke City. Tras tantos años de galopadas y goles Owen deja la sensación de haber podido ser mejor, las lesiones, la falta de oportunidades en España y los pocos objetivos a los que aspiraba el Newcastle hace que del inglés solo se recuerde su triunfal paso por el Liverpool y la polémica del Balón de Oro. Muchas son las sensaciones que dejó el chico imberbe de Chester, la más destacada es que le cortaron las alas, no le dejaron demostrar todo su potencial, ahora que se retira deja otra más, la sensación de vacío en todas las aficiones a las que alegró con sus goles. Unos goles que nunca faltaron en la carrera de un niño que soñó con correr detrás de un balón.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

martes, 19 de marzo de 2013

El Ingeniero diseña su futuro


Manuel Luis Pellegrini Ripamonti mamó la esencia del fútbol desde pequeño, al igual que tantos niños amó el cuero y eso le llevó a ser futbolista. Sobre los terrenos de juego no destacó pero sí aprovechó esta experiencia para trasladarla a los banquillos en los que ha ido acumulando grandes méritos. Actualmente, con el Málaga, se ve obligado a navegar en un mar tormentoso pero eso no es problema para ¨el Ingeniero¨, ya está acostumbrado a las grandes tempestades.

Pellegrini comenzó su carrera como entrenador en su ciudad natal con la Universidad de Chile, los primeros pasos no fueron sencillos y el chileno optó por continuar su formación. La nueva oportunidad llegaría en Ecuador donde logró el campeonato con Liga de Quito, el primer éxito importante para un entrenador al que le ha costado ganarse el respeto que merece. Tras la aventura de Quito daría el salto a una liga más competitiva, en Argentina esperaba San Lorenzo, cosechó un nuevo título liguero y llegó la oferta de ¨los millonarios¨. Con River Plate siguió la estela triunfal de Manuel Pellegrini, el técnico chileno ganó una liga más con lo que el sabor de boca que dejaba a su paso seguía siendo positivo, Europa no tardaría en llamar a su puerta.

El chileno ganó con River
En la temporada 2004-2005 sonó el teléfono del Ingeniero con una apuesta muy atractiva, el Villarreal parecía el equipo idóneo con el que dar el salto a Europa, la Liga española sería el bautizo definitivo de un entrenador que ya había cosechado importantes logros. Pellegrini disfrutó en el ¨Submarino Amarillo¨ de un equipo diseñado a medida, una idea de juego clara, jugadores que hacían daño por el interior renunciando a los extremos, y dos estrellas: Riquelme y Forlán.

El equipo comenzó a jugar bien mucho antes de que se conociese el ¨tiki-taka¨ con Román de enganche y Forlán directo a por su primera Bota de Oro, la experiencia española no le quedó grande al bueno de Manuel. El mejor momento aún estaba por llegar, sería en la temporada 2005-2006 cuando el ¨Submarino Amarillo¨ se convertiría en el matagigantes de la Champions para firmar la mejor actuación europea del Villarreal. Esa temporada los hombres de Pellegrini llegaron a la semifinal de la UEFA Champions League, el equipo formado por Riquelme, Arruabarrena, Sorín, Forlán, Senna y compañía puso el listón muy alto. Esta bonita historia llegaría a su fin con el Arsenal, subcampeón europeo, y tras la parada de Lehmann al penalti de Riquelme. Aquellos 11 metros fueron el punto final a la mejor actuación del Villarreal en su historia.

El chileno entró en la historia del Villarreal

Tras este logro las expectativas comenzaron a aumentar, la presión llegó al vestuario y jugar bien se convertía en una obligación. Fue entonces cuando Pellegrini dio un giro al timón para situar al Villarreal en el segundo escalón del campeonato español.
El ¨Ingeniero¨ demostró su autoridad al prescindir de Riquelme, pieza fundamental en el esquema de juego amarillo donde el mediapunta hace jugar a todo el equipo. El hueco dejado por el astro argentino lo cubriría Santi Cazorla, uno de los protagonistas de la nueva hazaña que iba a lograr el técnico chileno. En la temporada 2007-2008 Pellegrini logró ser subcampeón de España colocando a su equipo por delante del Barcelona. Los autores de esta gesta serían los Diego López, Godín, el incombustible Senna, Pirés y Cazorla, la nueva joya de la corona. Los méritos que había firmado Manuel Pellegrini le valieron para llegar al banquillo del Real Madrid.

El momento más duro lo vivió en la capital

En la temporada 2009-2010 Florentino Pérez se hacía con la presidencia del Real Madrid, comenzaba un nuevo proyecto cuyo objetivo era lograr la Décima y acabar con el dominio blaugrana. El ¨Ingeniero¨ fue el elegido para conseguir los triunfos y el buen juego, sin embargo la temporada se comenzó a torcer desde muy pronto. La salida de Sneijder, el enganche que siempre usó el míster chileno, el relevo de Raúl y las entradas de jugadores como Ronaldo y Kaka´ supusieron demasiados cambios para un entrenador que no se sentía respaldado. A todo ello hay que sumar la eliminatoria copera ante el Alcorcón con un resultado global de 4-1 y la caída en octavos de la Champions ante el Lyon. En la Liga el Barça seguía dominando y el récord de goles y de puntos del chileno no fue suficiente para Florentino Pérez, que dio el testigo a José Mourinho.

El timón del proyecto malacitano

Precisamente una de las frases célebres de Mourinho refleja la trayectoria del chileno: ¨a más grande el barco, más fuerte la tormenta. Afortunadamente para mí, siempre he estado en grandes barcos¨. Este panorama es el que se ha encontrado Pellegrini en el Málaga, el proyecto basado en petrodólares duró muy poco pero los resultados, una vez más, llegaron con el ¨Ingeniero¨. El chileno es el encargado de llevar a buen puerto al Málaga, por ahora en su aval puede presumir de un cuarto puesto y de llegar a cuartos de final de la Champions. La tormenta no ha podido con Manuel Pellegrini. Y es por todo esto que el técnico chileno se ha ganado el poder diseñar su próximo desafío, su futuro.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

jueves, 7 de marzo de 2013

La interminable carrera de Ryan Giggs


Acababa de cumplir 17 años y Ryan Giggs debutaba con el Manchester United, en aquel primer momento podía parecer un chaval más de los que pasaría sin dejar huella, no fue así, hoy, con 39 años a su espalda, el futbolista galés sigue dando lecciones de fútbol en Old Trafford. El sueño de aquel adolescente se haría real en el mejor escenario posible, hoy en día seguimos soñando con los toques de un maestro que se niega a abandonar.

Los inicios de Giggs no fueron fáciles
Los orígenes de Giggs fueron complicados, sus raíces mestizas le hicieron sufrir de cerca el racismo, los comienzos del galés en Manchester no serían sencillos pero el joven Giggs se negaba a rendirse, una actitud que no ha cambiado con el paso de los años. Una vez mostrado su talento el jugador de País de Gales se enfrentaría a otro obstáculo, la presión. Su habilidad para el regate, la velocidad que poseía en la conducción, su visión de juego y el hecho de vestir la camiseta de los ¨Red Devils¨ provocaron las odiosas comparaciones con George Best, palabras mayores en Old Trafford. Sin embargo, una vez más el talentoso Ryan superaría las complicaciones y se convertiría en una leyenda eterna.

Los primeros pasos profesiones del mago galés están estrechamente relacionados con los de Alex Ferguson. El técnico escocés comenzó su proyecto en el United con una camada de jóvenes promesas, Beckham, Scholes, los hermanos Neville y el propio Giggs eran los mejores argumentos de un equipo que quería volver a ganar títulos. Mucha presión para un entrenador recién llegado y para una plantilla tan joven pero a pesar de todo tanto el club como los jugadores crecieron aunque solo uno perdura. Ryan Giggs es el diablo rojo más laureado, suma 1.000 partidos con la casaca roja y ha marcado en todas y cada una de las ediciones de la Premier League. Con una carrera llena de éxitos sería complicado destacar algún momento aunque en el caso de Giggs parece claro que la temporada 1999-2000 es la más importante de todas. Ese glorioso año los hombres de Sir Alex Ferguson lograron la triple corona (liga-copa-champions) siendo especialmente emocionante el título europeo. En la final de aquel año el crack galés y sus compañeros se enfrentaban al Bayern de Munich que llegó al minuto 90 con un 1-0 a favor. En el tiempo añadido dos saques de esquina fueron suficientes para darle la vuelta al marcador. Aquel logro es el fiel reflejo de Giggs y su trayectoria, el hecho de no rendirse jamás, de no darse por vencido.

Ryan Giggs nunca ha dejado de celebrar triunfos
El tiempo pasaba y solo se mantenían tres cosas, el escudo del United, su entrenador y el propio jugador británico. Los títulos se sucedían año tras año pero el desgaste físico comenzaba a afectar al veterano de Cardiff, sus internadas por la banda cada vez eran más agotadoras, el fin de una leyenda viva aparecía en el horizonte. Además el Manchester comenzó a fichar extremos veloces, de gran regate y con una energía propia de su juventud. Cristiano Ronaldo, Luis Nani, Ashley Young o Valencia venían para rejuvenecer las alas de los diablos. Frente a esta feroz competencia Giggs solo contaba con su experiencia y con su sabiduría. Cuando lo más fácil era salir por la puerta grande Ryan decidió renovarse, convertirse en un mediocentro de toque rápido. Con la edad el físico se resiente pero la calidad perdura, desde el centro del campo el ¨11¨ no se desgasta tanto y aprovecha su visión de juego para nutrir de pases a los delanteros y aprovechar su experiencia en una posición de mayor oficio.

Una vida al servicio del Manchester United
Tras 1.000 partidos y 167 goles Ryan Giggs ha decidió seguir soñando, ahora vive lejos de su banda izquierda, de esa interminable raya de cal que le ha acompañado en tantas galopadas. Ya no hay insultos, ni presión, ni dudas, solo aplausos de reconocimiento, estamos ante un genio. Genio y figura hasta la sepultura.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

domingo, 3 de marzo de 2013

Cuando el pasado sirve de estímulo para el futuro


El Fútbol Club Barcelona se ha visto envuelto en una crisis tras tres partidos horribles, las derrotas contra el Milan y el Real Madrid hacen creer en un cambio de ciclo. Tras cuatro años acostumbrados al éxito, la plantilla blaugrana no quiere creer en un futuro distinto, solo esperan que esta mala racha pase rápido y que los que ahora critican vuelvan a elogiar. Muchas son las cábalas sobre el mal que afecta al Barça pero la más clara es la que apunta a su banquillo. La ausencia de un capitán que guie la nave es evidente, jugadores como Messi e Iniesta son maestros con el balón pero no tienen el liderazgo suficiente para que la baja de Tito Vilanova pase desapercibida. Su sustituto momentáneo es Jordi Roura, la persona que ha demostrado que al Barcelona no lo entrena cualquiera y que dirigir un vestuario como el culé no es tan sencillo como parece.

Roura, inquilino del banquillo blaugrana/ Reuters

Siguiendo con la figura del banquillo, el nuevo inquilino es una especie de extraño, un desconocido que se ha encontrado en una complicada situación. La plantilla estaba demasiado acostumbrada a la presencia de Guardiola, Vilanova, como segundo técnico, también era una cara conocida. Toda esta rutina ha desaparecido de un día para otro, los jugadores buscan a su líder, en el banquillo falta el protector de una plantilla que no conoce el fracaso. El otro gran mal del fútbol es la precariedad, algo que también está dañando la estabilidad de la Ciudad Condal. El Barcelona ha estado cuatro años en una nube, su legado al mundo del fútbol es incuestionable, sin embargo tres derrotas son suficientes para olvidar un lustro de ensueño. Es cierto que el juego rápido y vertiginoso no ha sido constante a lo largo de la temporada pero la sensación en La Masía es la de falta de crédito, la cúpula azulgrana se ha merecido un mayor respaldo y en el momento necesario no lo han encontrado. Es el momento en el que los dedos señalarán a Villa, a Xavi y a Puyol, incluso se cuestionará al propio Leo Messi, se hablará de un cambio de ciclo y la prensa escribirá sobre la limpia que requiere el vestuario culé.

Guardiola fue el primero en sufrir la presión del éxito/ Reuters


Lo único evidente es que hace falta estabilidad, la actual situación de Tito Vilanova es contraria a esa necesidad. Hoy por hoy, el F.C. Barcelona está jugando sin entrenador. Es cierto que hay que ir buscando recambios, Xavi empieza a necesitar descanso y Puyol lleva un tiempo jugando entre algodones pero no parece justo olvidar el pasado reciente de este equipo. Es mucha la responsabilidad y esta responsabilidad debe recaer sobre la figura del entrenador, Guardiola era el protector de toda la plantilla, Tito supo dar continuidad a un proyecto en el que él ya participaba. Esa estructura debe volver para recuperar la estabilidad de un vestuario herido pero no hundido.

La ausencia de Vilanova ha sido fatal para el Barça/ Reuters
La situación por la que está pasando el Barça deja clara la crisis que afecta al fútbol de élite. Cada derrota supone una crisis para cualquier equipo, lo que hiciste en el pasado ya no importa, cada día hay que volver a empezar. Acostumbrarse al éxito acaba siendo contraproducente, es el entrenador el encargado de conducir todos estos sentimientos y sensaciones, la presión de volver a competir. El fútbol tiene poca memoria, puede parecer injusto pero es esta presión la que lo hace un deporte tan grande y exigente porque ya lo dijo Luis Aragonés: ¨hay que ganar y ganar y ganar, y volver ganar¨.

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv