Todo era felicidad y alegría en aquel Benfica de principios
de los 60, el equipo dirigido por el húngaro Béla Guttman acababa de ganar la
Copa de Europa de 1962, nada más y nada menos que contra el Real Madrid de Di
Stéfano, Puskas y Gento. Ese entorchado europeo era el segundo para el equipo
lisboeta tras el conquistado, un año antes, ante el Barcelona de Kubala. Sin embargo,
la magia del mejor equipo portugués de la historia se acabó con la marcha de su
técnico, un técnico que dejó las vitrinas llenas y una maldición que afecta al
club desde hace 51 años.
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Béla Guttman rompió los esquemas de su época |
Béla Guttman fue un futbolista austro-húngaro que jugó por
todo el mundo durante los primeros años del siglo XX pero el destino le tenía
reservado un gran futuro en el mundo de los banquillos tras la Segunda Guerra
Mundial, desde aquel momento Guttman ha protagonizado varias hazañas, casi
milagros, desde la pizarra.
El Honved y los
problemas con Puskas
Béla Guttman dirigió al Budapest Honved, equipo en el que
contó con Puskas, Czibor y Kocsis, la mejor generación de Hungría de la
historia, los llamados ¨Magiares Mágicos¨. La aventura húngara acabó por el
excesivo peso que tenía Férenc Puskas en el equipo, la estrella de Hungría
desobedeció una orden del entrenador por lo que Béla se pasó el resto del
partido sentado en el banquillo, fumando un puro y leyendo una revista.
El alivio de no ganar
en Holanda
Otro de los países en los que Béla Guttman dejó huella fue en
Holanda, a mandos del Enschede, germen del actual Twente. El carismático
entrenador convenció a los dirigentes de firmar unas primas millonarias si conseguían
ser campeones de liga, los dirigentes veían imposible este reto por lo que
aceptaron la propuesta. El conjunto de Guttman luchó hasta las últimas jornadas
por un título que, de haberlo conseguido, hubiese supuesto la quiebra del
equipo.
El sistema revolucionario
de Brasil
Otras de sus hazañas se produjo en Brasil, país en el que
dirigió al Sao Paulo y con el que ganó
el Paulistao en 1957 con un revolucionario 4-2-4, sistema que utilizaría Feola
para que la selección brasileña ganase el Mundial un año después.
La llegada a Portugal
Su siguiente destino era Portugal pero antes de escribir la
historia más brillante del Benfica hizo una parada en Oporto. Una temporada y
un título con los ¨Dragones¨ le valieron para recibir la propuesta irrechazable
del Benfica. Su peculiar carácter se reflejó en la revolución que hizo del
equipo lisboeta, hasta 20 jugadores abandonaron el vestuario de Da Luz, el
técnico Guttman decidió empezar el proyecto de cero con una base de jugadores
procedentes de África, sobre todo Mozambique, colonia de Portugal por aquel
entonces. La leyenda cuenta que en una peluquería de Portugal Guttman coincidió
con Bauer, jugador al que entrenó en el Sao Paulo, que le puso sobre la pista
de un jugador que apuntaba alto: Eusebio.
Listos para triunfar
El jugador de Mozambique recaló en el Benfica a cambio de
350.000 escudos y se convirtió en la piedra angular de aquel equipo y de la
selección lusa que acabó tercera en el Mundial de 1966. ¨La Pantera Negra¨
conseguiría el Balón de Oro en 1965.
El revolucionario técnico húngaro ya tenía una plantilla
acorde a su filosofía, el Benfica estaba listo para volar alto en el panorama
europeo. La Copa de Europa de 1961 y 1962 no se les escaparon a ¨las Águilas¨
además de los tres títulos de liga, una por cada año que Guttman dirigió al
equipo.
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Guttman y Eusebio fueron los ejes de aquel Benfica |
La maldición de Guttman
Tras el éxito de 1962, el técnico se dirigió a la directiva
del equipo portugués para pedir una mejora de contrato, sin embargo los dirigentes
del Benfica, confiados con la plantilla del equipo, menospreciaron la labor del
entrenador pensando que cualquier técnico podría ganar con Eusebio, Simoes y
compañía. Béla Guttman, defraudado por el trato recibido, se marchó del Benfica
pronunciando unas palabras que aún retumban en los oídos de cualquier
aficionado lisboeta: ¨Sin mí, este equipo
nunca más ganará una final europea¨.
Aquellas declaraciones terminaron convirtiéndose en una
maldición ya que desde entonces el equipo ha disputado varias finales aunque
sin la misma suerte: en
el 63 ante el Milan, en el 65 ante el Inter de Luis Suárez, en la 68 contra el
United de Charlton y ya más adelante en el 88 ante el PSV y en el 90 nuevamente
frente al Milan de Sacchi, además de dos finales de UEFA. En la última
final contra el Milan la expedición hizo una visita a la tumba del que fuese su
técnico para realizar una ofrenda, sin embargo el ramo de flores no sirvió para
anular una maldición que se mantiene tras 51 años.
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El revolucionario 4-2-4 de Guttman/ Marca |
Esta es la historia de Béla Guttman, un adelantado a su
tiempo, un técnico revolucionario que implantó el 4-2-4, hizo una limpia del
Benfica para convertirlo en la potencia europea del fútbol y que dejó un legado
maldito para el equipo luso. El Benfica no ha vuelto a saborear las mieles de
un triunfo europeo, la última oportunidad la tuvieron contra el Chelsea en la
final de la Liga Europa de 2013, la próxima cita no se sabe cuándo será pero la
maldición de Guttman parece reacia a abandonar el destino de un equipo cuyo
estadio dejó de brillar en Europa hace mucho. ¨Las Águilas¨ quieren retomar el
vuela pero sus alas parecen cortadas desde el día que decidieron dar la espalda
a Béla Guttman.
Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv
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