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viernes, 13 de septiembre de 2013

¨I AM A GUNNER¨





Mesut Özil ha sido un caso curioso dentro del Real Madrid y no solo por su inesperada venta. El alemán llegó al club de la capital española cuando ya había dejado detalles de calidad en Bremen, los expertos en fútbol internacional veían cosas en el menudo centrocampista de origen turco. En el Mundial de 2010 comenzó su consagración, su partido contra Australia fue increíble, completo, el imberbe jugador se había echado a su espalda a la tricampeona del Mundo. Para hacer a la pequeña joya aún más jugosa su contrato con el Werder Bremen estaba a punto de expirar, un jugador joven y de talento que se ponía a tiro de los grandes de Europa. Y el jugador aterrizó en Madrid, previo pago de 15 millones de euros, se puso el ¨23¨ a la espalda y empezó a jugar. Jugó muy bien, desde el principio, el Bernabéu quedó prendado y Özil se convirtió en su ojito derecho. Ahí se inició la peculiar historia del alemán en España, un jugador talentoso que llegaba al Real a bajo coste y que contaba con el apoyo de una de las aficiones más exigentes del mundo del fútbol. El puzle, desde luego, era contrario a las experiencias habituales de Concha Espina.

Y Özil siguió jugando y el Bernabéu siguió aplaudiendo a su niño mimado, su forma de ser no le convertía en el prototipo de galáctico pero atesoraba quilates de calidad. Jugador elegante y con un guante en la zurda, su única debilidad era la irregularidad durante los partidos, el mal típico de estos jugadores. Pero para la afición esto no era un problema, Mesut podía estar desaparecido 85 minutos durante el partido pero si le llegaba el balón en el momento oportuno lo ponía donde quería. Veía los espacios y tenía el toque, suficiente para convertirse en el mejor asistente del equipo, en el mejor socio para un Cristiano desbocado. Pese a su irregularidad los números están ahí, Özil siempre aportaba y además dejaba algún detalle para la galería, era el jugador de más clase del Real Madrid. Palabras mayores, un control con elegancia, un regate en corto, esa conducción de balón con el exterior del pie izquierdo y el Bernabéu se ponía en pie. Todo iba bien para el chico de los 15 millones, su apariencia de frágil y su intermitencia no eran problema para una afición entregada al gesto de Özil. Se disfrutaba con el alemán.

¿Y el equipo? El equipo también se beneficiaba del talento del jugador, cuando aparecía. Algunos críticos apuntaban a que Özil solo surgía en partidos poco importantes, lo cierto es que fue clave en la liga que se conquistó en el Camp Nou pero se le ha echado en falta en algunos encuentros de Champions. Aún hay lamentos por aquella ocasión contra el Borussia. Aún así Özil, y sobre todo su padre, pensaron que la mejora de contrato era merecida. El club no lo contempló, los 5 millones de euros al año eran suficientes, el jugador más técnico de la plantilla no debía alcanzar el escalón de Cristiano Ronaldo. Y surgieron los problemas. Y se fue Mourinho, el técnico que confiaba en esos 15 minutos en los que Özil podía cambiar el partido.

La mejora de contrato no llegó, quien sí llegó fue Gareth Bale y cobrando más que el ¨10¨ blanco. Además, con la irrupción de Isco y el nuevo esquema de Ancelotti, el alemán se veía arrastrado a la banda, desde allí sus cualidades quedaban mermadas y eso era demasiado letal para un jugador ya de por sí intermitente. Si la formación de Carletto no cambiaba y el galés entraba en el equipo titular Mesut tendría que competir con el recién llegado Isco. El niño mimado del Bernabéu, que se estaba echando a la espalda a la mejor generación de Alemania de las últimas décadas, no solo no veía aumentada su ficha sino que, para más inri, veía peligrar su titularidad. La mecha había prendido y la exclusiva joya que fichó el Madrid por apenas 15 millones de euros comenzó a escuchar los cantos de sirena que venían de la Premier, un paraíso futbolístico.

El futbolista, alentado por su padre, terminó aceptando la oferta del Arsenal. El Madrid tenía pensado vender a Di María pero su entrega, las quejas e irregularidad del alemán y la aparición de Isco cambiaron los acontecimientos. Los Gunners pusieron 45 millones de euros para hacer el fichaje más caro de su historia, el Madrid cerraba su venta más fructífera y Mesut sentía la confianza que no veía en Ancelotti. Todos salieron ganando, el Real saneaba sus cuentas, perdía a un jugador de talento pero le reemplazaba Bale quien sí respondía al prototipo de galáctico, mientas en Londres el Arsenal cerraba, por fin, el fichaje de relumbrón que tanto ansiaba la hinchada. Quizá el más perjudicado sea Özil que cambia al Real por un equipo que debe pelear duro por entrar en Champions. Por el momento el Bernabéu se muestra contrario a la pérdida de su joya más brillante, Bale e Isco harán que esas quejas sean intermitentes, que solo se escuchen cuando Özil deje algún detalle en Londres porque, como todas las joyas exclusivas, se luce en contadas ocasiones. Hasta que ese momento llegue el protagonista de esta historia ha sido presentado en su nuevo club, sus primeras palabras en inglés fueron un guiño para su nueva afición a la que ya empieza a enamorar, al escuchar sus aplausos tal vez recuerde el cariño que le brindó el madridismo cuando aterrizó en España por 15 millones de euros. Cuando un simple detalle de calidad le servía para cambiar un partido, y tal vez piense que un simple detalle, un esfuerzo por pelear el puesto, le hubiera servido para decir ¨Yo soy madridista¨ y triunfar en el equipo blanco. Pero no, Özil, hoy por hoy, es Gunner

Pablo Hoz Villanueva
@pablohozv

1 comentarios:

  1. Como centrocampista, las habilidades y la capacidad de Özil para crear oportunidades de gol son ampliamente elogiadas. El ex entrenador del Real Madrid Mourinho comparó una vez su capacidad de asistencia con la leyenda del Real Madrid Zidane. En la temporada 2010-11, Özil rindió un total de 25 asistencias en competiciones nacionales y europeas, convirtiéndose en el rey de las asistencias de las cinco grandes ligas.

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